Leo Saracho

La Historia Un éxito mundial vendido en más de 150 países. La historia de Grand Marnier se remonta a principios del siglo XIX, en 1827, cuando Jean Baptiste Lapostolle funda la destilería de la familia en Neauphe-le-Château. Tras unos años forjándose una reputación, empezó a conseguir una clientela rica y agradecida. Todo aquello era suficiente para Jean Baptiste, pero no para su hijo Eugene Lapostolle. La invasión Alemana de 1870 obligó a Eugene Lapostolle a huir a la región de Cognac justo en la época en la que tomó el control de la empresa. Fue entonces cuando tuvo una intuición genial, comprar parte de la producción de un cognac excepcional, lentamente añejado en barricas de roble. Finalizada la guerra y en condiciones óptimas, decidió volver a Neauphe-le-Château. En París, la vida social recuperó su actividad y los productos de lujo volvieron a ocupar su lugar. Esta tendencia y esas barricas de roble fueron la llave para el gran licor. En 1876, la hija de

  La Historia                                      Four Roses, el sueño americano era posible. Paul Jones Jr. era un joven soldado de la confederación en Virginia cuando conoció a una joven sureña. Hipnotizado por su extraordinaria belleza, decidió en ese mismo momento que aquella chica debía convertirse en su mujer. El  mismo día que fue llamado a filas se declaró diciéndole que, terminada la guerra, regresaría a buscarla y que si su respuesta era afirmativa se lo hiciese saber vistiendo un corpiño adornado con cuatro rosas rojas. Y así fue. Cuando regresó, ella le recibió con un vestido cuyo corpiño estaba bordado con cuatro rosas rojas. Éstas simbolizaban el amor verdadero que les uniría para el resto de sus vidas. Esta búsqueda de una personalidad propia, de no ser igual al resto, impulsó a Paul Jones Jr a lo largo de toda su vida y en la toma de todas sus decisiones. Una demostración de este espíritu valiente y decidido fue su traslado en 1881 a Louisville, Kentuc

    Inventar palabra lindas es demostrar noble inspiración y fina sensibilidad. Y la palabra “cocktail” es una palabra linda.     Veamos su procedencia: “cocktail” no quiere decir, como literalmente pareciera, “Cola de Gallo”.     Ocurrió que cierta ves, un señor de apellido Paychaud, instalado con un bar en Nueva Orleans, tuvo la idea de mezclar bebidas en una “crockery”, vasija de loza vidriada, y agitarlas hasta obtener una exquisita combinación.     “Crockery” es palabra que tuvo su origen en el antiguo francés “croquerier”- del verbo, también antiguo, “croquerer”, en cuya segunda acepción significa “helar, refrescar”.       Se le dio a la bebida el nombre del recipiente en que se la preparaba - croquetier-, pero a las 3 o 4 vueltas, los norteamericanos clientes de Paychaud - flojos, además, en francés - no conseguían pronunciar “croquetier” y, a penas, decían, “cocktail”…     Resulta pues, que fue en los efectos producidos por el “cocktail” donde hubo que buscar la pa